lunes, 15 de julio de 2013

Vencí al dolor


Escrito por: Andrés Elías
Síguelo en twitter: @andreseliascom

Acababa de terminar una relación. Perdía dos seres queridos en menos de seis meses. Fui liquidado de mi empresa porque el departamento que dirigía había sido cerrado. Mis ahorros estaban por acabarse y para colmo no encontraba trabajo. Una sola situación más y me derrumbaría, el timbre de la depresión era inminente.

Siempre traté de evitar el dolor, me rodee de amigos, de novias, de placeres y de comodidades, siempre evadía las visitas al doctor, detestaba escuchar malas noticias, evitaba los entierros y velorios, simplemente no quería exponerme al dolor.

Justamente por evitar sufrir, estaba atrapado en el dolor. De un momento a otro, mi vida reventó. Todo se vino abajo, desde lo económico pasando por lo personal y terminando en lo profesional. 


La depresión había tocado a la puerta. Para liberarme, tuve que aprender muchas cosas nuevas, entre ellas:

No evite el dolor: Si no enfrenta al dolor cuando aparece y lo evita, en algún momento va aparecer inevitablemente, esa represión desembocará de alguna forma en su vida. En mi caso por evitar pensar en situaciones dolorosas y no enfrentarlo, me llevo a generar más temores.

Pero, si usted recibe el dolor cuando llega y se permite disfrutar esa emoción, terminará diluyéndose. SI usted actúa con el dolor de esta manera: “Duele terminar con mi enamorada, me duele es cierto, cometí errores”, al admitir que cometió errores, no tendrá qué reprocharse porque rápidamente se habrá quitado argumentos para auto victimizarse.

Encuentre su visión personal: Se dice que un cuerpo con buena salud, no lo sentimos. Nuestro cuerpo no debe ser sentido en absoluto, esa es la verdadera medida de que todo anda bien con la salud. Si no siente ninguna parte de su cuerpo, alégrese está sano. El cuerpo le manda señales cuando algo anda mal. Lo mismo sucede a nivel emocional: si le duele alguna parte emocional, es señal de que algo está pasando. Préstele atención.

Literalmente esa emoción negativa le enferma. Pero alégrese cuando aparezcan porque de esa forma las emociones nos indican que debemos hacer un cambio necesario, a veces, simplemente en nuestra forma de pensar.

En la organización de la que formo parte, constantemente me aconsejaban que escuche más. Me hice cargo de esa información, me evalué y decidí hacer un cambio. Escuchar más a los líderes y miembros del movimiento. A partir de la información que recibí, la pude convertir en acción y obtener mejores resultados para el liderazgo.

Respira: Hay personas que lanzan gemidos de derrota. Hay otros que sueltan suspiros como si fueran los últimos. Yo práctico la respiración como mecanismo de oxigenación corporal. Cada vez que aparece el dolor, respiro. En cada exhalación destierra de mi cuerpo la emoción que me embargue.

Tal vez no haya cambiado nada luego de respirar profundamente, pero conscientemente te das cuenta que tú eliges como reaccionar frente a cualquier situación. Con esto aprenderás que liberarte del dolor significa decidirte hacerlo.

Transpira: El ejercicio es un excelente método para quitar el dolor. Ejercitese.

Habla: No hable con usted mismo del dolor, acabará frustrándose porque tratará de ver donde falló, hacerlo una vez y descubrir donde estuvo el error es saludable, hacerlo cinco veces por semana no ayuda a la salud mental. No especule sobre como deberían haber sido las cosas, suelte el dolor convérselo con alguien de confianza, verá como encuentras las respuestas.

Por último. Si el dolor regresa, abrázalo, no le temas. El sufrimiento es un amigo al que no quieres ver por mucho tiempo pero que al recibirlo como buen invitado sabrás como reaccionar. Solo su atención lo hará marcharse

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